20 noviembre 2009 a las 12:00 AM | Publicado en Divulgación de la Antropología | 5 comentarios
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heterografía-cabecera

Por María Noemí González Anaya

 PARTE I[1]

 De ahí que, hoy por hoy en México la antropología física sea, en nuestro contexto académico, más que una disciplina epicentrada en lo biológico del animal humano –más propio de la perspectiva de una biología humana -una manera de ver y tratar al Homo sapiens y al fenómeno que lo constituye.
Xavier Lizarraga.

 Recientemente, con el desciframiento del genoma humano hemos visto como ha vuelto a surgir la cuestión raza-racismo, aunque no había desaparecido completamente, sí se mantuvo en un bajo perfil. A nivel de divulgación científica han aparecido artículos como Does race Exist?, de Bamshad[2] y Olson publicado en 2003, donde se menciona:

 

 Hay que ver a nuestro alrededor en cualquier gran ciudad, y estará constatando la gran variedad de la humanidad: tonos de piel que van del blanco lechoso al café oscuro; texturas de pelo que van en una gama desde el delgado y lacio hasta el grueso y áspero. La gente frecuentemente utiliza los caracteres físicos como estos -al igual que el origen geográfico y la cultura compartida- para agruparse a si mismo y a los otros en razas”.

A nivel de difusión científica, autores como Menéndez puntualizan que se ha exagerado el énfasis en la cuestión biológica y se ha dejado de lado el aspecto cultural:

 

 …en particular la antropología cultural norteamericana, produjo respecto de la dimensión biológica y de la cuestión racial un modelo explicativo según el cual la cultura y sus individuos eran explicables básicamente por la cultura, por la dimensión simbólica, de tal manera que las dimensiones biológica y racial emergían como secundarias e irrelevantes para explicar la cultura y sus sujetos. Esta concepción se convirtió en dominante no sólo en antropología sino en el conjunto de las ciencias sociohistóricas. No obstante a partir de los cincuenta,  toda una serie de investigaciones y propuestas explicativas fueron poniendo cada vez más en duda dicha interpretación.” 

 Cuando tratamos de definir el objeto de estudio de la Antropología Física, generalmente decimos que: es la variabilidad y la diversidad humana a través del tiempo. A lo que Xavier Lizarraga, apunta:

 

 La historia de la antropología física parece ser la historia de una inquietud encarnada en unos cuantos aventureros osados y egocéntricos, que necesitamos inspeccionarnos a nosotros mismos para explicarnos y llegar a comprender aquello que nos es desconocido y nos perturba porque resulta ser, a un tiempo, muy semejante y muy distinto: el otro dentro del nosotros de la especie. Y por ello, necesitamos pensar cómo pensarnos y escudriñarnos.”

Aunque científicamente, no es posible sostener la existencia de razas biológicas, cuando se comparte más del 99% del genoma, se hace necesario comprender la variabilidad y diversidad de los diferentes grupos humanos. Uno de los aspectos importantes en la formación de los antropólogos físicos es la SOMATOLOGÍA, cuyo campo de estudio son las poblaciones vivas y comprende la medición del cuerpo (somatometría o antropometría), su evaluación visual (somatoscopía) y su evaluación neuroendócrina a través de la fisiología, inmunología, genética, etcétera.

 Debemos considerar: que la somatología es mucho más que sólo antropometría; que estudiar la variación somatoscópica nos lleva necesariamente a considerar y agrupar a las poblaciones que son semejantes, en tipos; que una clasificación tipológica divide a los seres humanos en grupos geográficos sobre la base de la presencia regular de tendencias heterográficas; y que las tendencias etnográficas en áreas culturales se corresponden con los factores económicos.

Cuando evaluamos tendemos a agrupar y este es el primer paso para comprender los lazos sociales y la herencia genética. Como científicos tenemos que encontrar una forma confiable para entender los vínculos entre los grupos y su pasado. Hace al menos 100, 000 años, los humanos modernos emigraron de África hacia otras partes del mundo, y los miembros de nuestra especie se han incrementado dramáticamente. Esta expansión ha dejado una firma distintiva que puede ser rastreada, una gran variabilidad y diversidad humana.

 Todos los humanos somos iguales, al mismo tiempo que  no todos lo somos; hay que considerar las semejanzas y las diferencias, como lo dice Lewontin. Aunque hasta el momento se ha puesto mayor énfasis en las segundas. Como antropólogos intentamos explicar e interpretar la heterografía, la cual asumo como la descripción e investigación de la variación biológica entre las poblaciones vivas.

Desde muchos ángulos, en las poblaciones vivas, son las semejanzas –más que las diferencias- las que nos han permitido desde la paleoantropología establecer el recorrido del ser humano en su proceso de humanización. Son las diferencias visibles las que nos han llevado a intentar formar categorías o taxas que expliquen estas diferencias. Existe un gran número de definiciones que pretenden establecer esta cuestión. Este intento ha llevado a proponer conceptos como raza, etnia, subespecie u otras, que nos han llevado a problemas como el racismo o el etnocentrismo y a que no se considere justificado el término de subespecie.

PARTE II[3]   

El concepto de raza se basa en consideraciones ambiguas, que frecuentemente nos conduce al error, y que aún para los científicos involucra matices emocionales y sobre todo morales. Sin embargo, raza, etnia o subespecie no son en si el problema, desde el punto de vista biológico, como lo menciona González Morales:

Es un error negar la existencia de las razas, por muy buenas razones que se hayan expuesto para ello. Al parecer, la especialización que sufren muchos antropólogos físicos y genetistas humanos no les permite acercarse a otros campos del conocimiento y salirse de los viejos esquemas de la percepción, por lo que siguen considerando a las percepciones visuales como errores de juicio y se dedican a buscar mejores marcadores a través de la genética molecular […] Las razas humanas no son solamente una realidad psicológica y social engendrada por la necesidad de sociedades y etnias de sentirse diferentes y dotarse así de una identidad. Las razas, antes que nada son una realidad visual. El racismo es una práctica ideológica que busca establecer una jerarquía basada en lo corporal.”

Con base en lo anterior, considero que el problema no es que se acepte la existencia o no de las razas, subespecies o etnias desde el punto de vista biológico o cualquier nomenclatura que se elija [yo elegí el uso del término heterografía]. El problema es que con este concepto se han respaldado un sin fin de conflictos, algunos muy conocidos y recientes.

 El racismo adopta tres formas principalmente:

 1) La de exterminio, donde el miedo a la diferencia hace que se intente eliminar física e ideológicamente al enemigo, como sucedió durante la Conquista en México; durante la colonización en Estados Unidos, África, etc.; recientemente, por nombrar sólo algunos eventos, el exterminio de los judíos en la primera parte del siglo XX, el aniquilamiento de los biafranos a manos de algunos nigerianos.

Más cerca aún, el de diferentes grupos como los somalíes, tutus, kurdos, chechenos, y podríamos seguir enumerando hasta el día de hoy, de la población afroaméricana o la de los israelíes contra los palestinos y los libaneses; o el escudo político con que se cubren acciones terroristas o de estos contra injusticias sociales; como la que esgrimieron, o esgrimen, algunas cabezas de Estado como Bush, Blair, Hersbola o Alkaeda, etcétera.

2) La de considerar a los otros como rivales, que van a apoderarse de lo que legítimamente me pertenece. Por ejemplo, la actitud que se toma hacia los migrantes mexicanos que intentan emigrar a Estados Unidos; contra los africanos que pretenden llegar a las diferentes naciones europeas. ¡Qué decir de nuestros indígenas que abandonan el campo depauperado y su destruida infraestructura! Todos tienen en común el deseo por la superación, la búsqueda de un trabajo que les permita una vida mejor y para ello, casi todos ofrecen su fuerza de trabajo.

 3) La actitud paternalista, quizá la más insidiosa. Los otros siempre son vistos con conmiseración, son los inditos, los negritos, los japonesitos, etc. Casi siempre, considerados como menores de edad a los que hay que proteger (encubriendo una explotación inmisericorde). Con el contacto europeo, llegó igualmente una concepción acerca de la relación entre conquistadores y vencidos en la que las buenas conciencias comparten un poco de su riqueza a cambio de establecer una jerarquía de superioridad.

Aunque la antropología física surge con una carga fuerte de racismo, gran parte del quehacer de Juan Comas estuvo dedicado a luchar contra éste, a perder el miedo al uso esta palabra y a utilizarla sin ninguna carga emotiva, y mucho menos peyorativa. El consideraba que todos los seres humanos vivientes pertenecen a la misma especie, llamada Homo sapiens, las diferencias biológicas están determinadas por diferencias hereditarias y la modulación ejercida por el medio ambiente sobre el potencial genético. Así, en cada población humana hay una amplia diversidad genética y no existe la raza pura.

 En la actualidad se sabe que todos los grupos humanos compartimos un 99.9%  de nuestra reserva genética. Desde la somatología constatamos que en el aspecto físico existen diferencias. Aunque se pueden evidenciar tendencias, me pregunto ¿podemos considerarlas como suficientes para diferenciarnos como subespecies, razas, etnias?

Podríamos pensar en el término de deme como el resultado de una tendencia endogámica en una población reproductiva o raza, únicamente como lo propuso Dobzhansky, como una población que difiere de todas las demás en la frecuencia de expresión de sus genes. Sin embargo, tenemos que considerar los aspectos sociales y culturales que se han construido y que, como apunté anteriormente, desembocan en desigualdades y opresión con base a las expresiones fenotípicas de la humanidad.

 Aunque es realmente reducido el porcentaje genético entre éstos, nos enfrentamos ante el rechazo para utilizar términos como: raza o subespecie. Considero como antropóloga física que no debemos tener miedo a la nomenclatura pero debemos enfrentar esta problemática, soslayarla hará que se deje el campo para problemáticas sociales como el racismo, el etnocentrismo y otras formas de discriminación con base en las diferencias corporales.

Por todo lo anterior, considero necesario a título personal, volver a incluir la materia de raciología como parte del currículo de la Licenciatura en Antropología Física, no se puede combatir a un enemigo que no se conoce, que en este caso es el racismo.

 Bibliografía:

– A. J. Kelso, 1974,  Physical Anthropology, J.B.Lippincott Co., E.E.U.U.

–  González Morales, Armando (2001) “¿Se puede negar la existencia de las razas humanas? En Ciencias Revista de difusión, Facultad de Ciencias, UNAM, México.

–  Menéndez, E. (2001) “ Biología y racismo.en la vida cotidiana” en Alteridades. Cuerpos, culturas y vida cotidiana.UAM, U. Iztapalapa, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Depto. de Antropología, México.


[1] La segunda  y última parte de este texto se publicará el próximo viernes 20 de noviembre de 2009.

[2] Michael J:Bamshad, un genetista de la Universidad de Utah de la Escuela de Medicina, especializado en genética de poblaciones y en etiología de las enfermedades. Steve E. Olson, escritor científico, autor de Mapeando la historia humana: genes, raza, y nuestros orígenes comunes, entre otros escritos.

[3] Esta el la segunda parte del texto publicado el pasado 13 de noviembre de 2009

28 agosto 2009 a las 3:19 AM | Publicado en Divulgación de la Antropología | 1 comentario
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africamerica

Por Gabriela Espinosa Verde

Antonio González Martín, investigador de la Universidad Complutense de Madrid (España), al inicio de su conferencia Origen y expansión del Homo sapiens desde una perspectiva molecular: la colonización de América[*], destacó la importancia de las pruebas moleculares en la construcción y revisión del conocimiento histórico.

El origen de nuestra especie.

¿Dónde surgió el Homo sapiens? González expuso dos propuestas teóricas que responden a esa pregunta: la llamada Multirregional basada en el registro fósil y la Eva mitocondrial fundamentada en la genética molecular.

La primera plantea, que los ancestro del ser humano salieron de África hace 1.2 millones de años y ocuparon distintos lugares de Europa y Asía, en donde estas poblaciones, procedentes de una especie ancestral, evolucionaron de manera independiente hacia Homo sapiens. Lo que el conferencista calificó de imposible.

La propuesta alternativa reconoce una primera salida de África, de nuestros ancestros y su distribución por Europa y Asía, sin embargo, sugiere que cada uno de estos grupos tuvo una historia diferente: en Asia los Homo erectus desaparecierón, en Europa evolucionarón a Homo neandertalensis y, es exclusivamente en África, donde los Homo erectus evolucionarón a nuestra especie, el Homo sapiens. Sólo entonces, ocurre una segunda migración que coloniza  Eurasia. En algunos lugares, los sapiens se encuentran con los precursores de la primera oleada,  que dejo África casi un millón de años atrás: los Neandertales.

Para el investigador español:

La variabilidad de los grupos humanos, las variaciones  genéticas y fenotípicas tienen raíces temporales. Son variaciones recientes, muy parecidas y homogéneas todas. Si asumiéramos que la teoría multirregional es cierta,  las diferencias que encontramos en todo el mundo, en  Homo sapiens, tendrían una antigüedad de 1.2 millones de años. Lo que implicaría raíces temporales muy largas, y la biología molecular ha demostrado que somos una especie muy reciente y que nuestra diversidad genética es relativamente baja.”

 La expansión de Homo sapiens fuera de África

Antes de responder a la segunda interrogante ¿Cómo se expandió el Homo sapiens por el planeta? el investigador de la Complutense de Madrid, enfatizó que para los biólogos y los antropólogos un gen es un mensajero que nos habla del pasado de nuestra especie. Después, explicó la expansión del ser humano desde la perspectiva de los estudios de ADN mitocondrial y de la reconstrucción demográfica del pasado.

De acuerdo con la información proporcionada por los estudios de ADN mitocondrial, el ser humano  anatómicamente moderno apareció en África hace 200 mil años. Hace 80 mil años ya se encontraba en Eurasia. En el tiempo que transcurrió desde que apareció el Homo sapiens  y hasta que colonizó Europa y Asia, los grupos africanos se diversificaron y se estructuraron geográficamente.

¿Pero, por qué si el continente africano tiene una gran variabilidad todas las poblaciones no africanas se derivan de un sólo haplogrupo[1], el L3? Por la estructuración geográfica de las variantes genéticas. Las poblaciones que salieron no eran representantes de la población del continente  sino aquellas que estaban más cerca de la salida de África.

Existen dos hipótesis para explicar la colonización de Eurasia, explicó González: por un lado esta la propuesta de una migración desde África hace 120 mil años que arribó a  la media luna fértil por Palestina. La información genética muestra que este primer intento no tuvo éxito, puesto que los restos encontrados en Israel y Palestina no tuvieron continuidad genética en el continente. Por otro lado, existe la propuesta de que la salida se haya dado por el estrecho de Oman, siguiendo una ruta costera por el sur de Asía hasta llegar a Nueva Guinea y Australia, hace unos 70 mil años.

Europa sería colonizada por grupos provenientes de Asía, que a su vez venían de un lugar de África, esto lo prueba la existencia del haplogrupo U, que es propio de Europa, no esta presente entre los africanos, y es intermedio a las poblaciones asiáticas.

Además del estudio de las variaciones en el ADN, el estudio de la composición genética, de las generaciones anteriores, de una población contribuye a reconstruir la evolución demográfica de un continente.  Por ejemplo, en el caso de Europa se sabe que en un determinado momento la población creció, luego se volvió estable, más tarde disminuyó y después volvió a crecer. Estos crecimientos poblacionales se han interpretado como expansiones humanas, que en éste caso  coinciden con las dos colonizaciones provenientes de Asia.

Hace 50 mil años las poblaciones de Asía se diversificaron, colonizaron el centro del continente asiático, y más tarde Europa, con dos oleadas migratorias, una durante el paleolítico hace 45 mil años y otra en el neolítico hace entre 15 y 20 mil años.

Expansión del Homo sapiens. Mapa del Grupo de Investigación en BiologíaEvolutiva de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

Expansión del Homo sapiens. Mapa del Grupo de Investigación en Biología Evolutiva de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.

 El poblamiento de América

Gonzáles Martín indicó:

 La información genética de las poblaciones aborígenes actuales nos lleva al centro asiático, lo que hace plausible, al menos hoy, que el hombre entró en América por el estrecho de Bering.”   

La reconstrucción demográfica de América mostró, que hace 40 mil años se produjo una expansión de las poblaciones, luego una estabilidad y una nueva expansión hace 15 mil años,  como en  el caso de Europa, estos aumentos en el tamaño de la población nos indican expansiones.

Los datos moleculares muestran que hace 40 mil años las poblaciones del centro o sur de Asía colonizaron Beringia y permanecieron ahí, acumulando variaciones. Al decaer el último glacial, encontraron condiciones ambientales favorables y se expandieron hacia América, hace unos 15 o 18 mil años.

El análisis de secuencias completas de ADN mitocondrial ha permitido reconstruir el poblamiento de América por dos  líneas: una costera trazada por una variante del haplogrupo D4; y otra por el interior,  delineada por una variante del haplogrupo X.

Para cerrar su participación el académico español planteó que ninguna de las poblaciones mesoamericanas tiene la variante D4 o la variante X ¿Qué significa? Aun no se sabe, pues las investigaciones moleculares están trabando en ello.

 


[*] Este es el segundo post, sobre el 5º curso Teórico-práctico “Extracción, análisis e interpretación de datos moleculares” impartido por el Laboratorio de genética molecular de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), durante la semana del 3 al 7 de agosto de 2009 

[1] Variaciones genéticas propias de una población particular.

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