25 septiembre 2009 a las 2:27 AM | Publicado en Divulgación de la Antropología | 3 comentarios
Etiquetas: Alexei Romanov, Alexei Trupp, Amaya Gorostiza, Anastasia Romanov, Anna Anderson, Anna Demidova, Antropología Física, Casa Ipatiev, coagulación sanguínea, compañia española Genómica S.U.A, cromosoma X y el gen de la hemofilia, Divulgación de la Antropología, Divulgación de la Ciencia, DNA mitocondrial, DNA nuclear, Dr. Alexander Avdonin, Dr. Eugene Botkin, Dr. Sergei Pogorelov, Ekaterimburgo, Familias reales Europeas, Genética forense, Gran Duque Georgij Romanov, Gregory Rasputin, hemofilia clásica, identificación humana, Ivan Kharitonov, Maria Romanov, Misterio de la familia Romanov, Olga Romanov, princesa Xenia Cheremeteff Sfiri, Principe Philip de Inglaterra, Reina Victoria, Revolución Rusa, Rusia, Tatiana Romanov, Tsar Nicholas Romanov II de Rusia, Tsarina Alexandra, Universidad Complutense de Madrid
En su conferencia Nuevas perspectivas en genética forense: aplicaciones en la identificación humana[1] la responsable del área de Genética Forense, de la compañía española Genomica S.U.A, e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, Amaya Gorostiza habló del caso de la familia Romanov. En este post, para una mayor comprensión del caso, la información vertida en la conferencia se enriquecerá con la proveniente de otras fuentes.
La historia
Hoy es “un gran día que nunca se olvidará, la misericordia de Dios nos ha visitado”, así escribió en su diario, el 12 de agosto de 1904, el Tsar Nicholas Romanov II de Rusia, el día que nació Alexei, su primer hijo varón. El pequeño de rubios rizos y ojos azules, como muchos, parecía un bebé sano, vigoroso.
La realidad llamaría a la puerta seis semanas después del nacimiento, una hemorragia en el ombligo que duro varios días causó una gran alarma en la familia real. Después, cuando creció y comenzó a caminar, los raspones provocados por las caídas sangraban abundantemente y hasta la menor contusión generaba sangrados internos. El heredero al trono padecía hemofilia.
Las mujeres poseemos dos cromosomas X por célula, por ello se puede ser portadora y no desarrollar la enfermedad. Si una mujer posee un gen normal en un cromosoma y uno mutado en el otro, la versión normal del gen producirá el factor coagulante suficiente para prevenir las hemorragias. Sólo las mujeres que hereden genes mutados de ambos padres desarrollaran hemofilia.
Los hombres como sólo cuentan con un cromosoma X, basta que hereden un gen mutado para desarrollar la enfermedad. Alexei lo heredó de su madre, la Tsarina Alexandra, descendiente de la Reina Victoria de Inglaterra.
Los médicos reales no tenían un tratamiento para detener las crisis hemorrágicas que aquejaban a Alexei. En una ocasión, durante una de sus crisis Gregory Rasputin, un monje que se autodenominaba trabajador del milagro elevó sus oraciones por el hijo del Tzar, después de lo cual Alexei tuvo una recuperación notable. A partir de ese momento, Rasputin ejerció cierta influencia sobre la familia real.
Los Romanov gobernaron Rusia por 300 años. Algunos historiadores debaten sobre el papel que jugó la enfermedad del joven heredero al trono en el inicio de la Revolución Rusa, pues sin lugar a dudas los Tsares pasaban mucho tiempo ocupados con la enfermedad de su hijo y bajo la influencia de Rasputin.
Desentrañando el asesinato de la familia Romanov
En 1917, el Tsar Nicholas II fue obligado a abdicar al trono por los bolcheviques y fue exiliado en la casa Ipatiev en Ekaterimburgo con su familia: la Tsarina Alexandra y sus cinco hijos, Olga, Tatiana, Maria, Anastasia y Alexei; y con cuatro miembros del personal de la casa real: el médico de la familia Dr. Eugene Botkin, el ayudante del Tsar Alexei Trupp, la sirvienta de la reina Anna Demidova y el cocinero Ivan Kharitonov.
Por temor a que la armada Rusa rescatara, al Tsar y su familia, en las primeras horas de la mañana del 17 de julio de 1918 un escuadrón dirigió a la familia real y a su personal al sótano de la casa, donde fueron ejecutados. Ocho días después el ejercito pro-Tsarista arribó a Ekaterimburgo. Investigadores de la armada buscaron exhaustivamente los cuerpos del Tsar y su familia pero no encontraron más que objetos personales.
A finales de los años 70 el geólogo Dr. Alexander Avdonin localizó una fosa con nueve cuerpos cerca de la Ekaterinburgo, pero mantuvo su hallazgo en secreto hasta la caída de la Unión Soviética en 1991. Los restos fueron desenterrados y conducidos al Servicio de Ciencias Forenses para su análisis por un equipo de antropólogos forenses. Los restos coincidían positivamente, en edad y sexo, con los miembros y el personal de la Familia Romanov, salvo porque hacían falta los de Alexei y los de una de sus hermanas.
Los huesos estaban rotos, había marcas de bayonetazos. Los restos mostraban que se habían ensañado con ellos. Los primeros estudios que se hicieron fueron de reconstrucción antropológica con los restos óseos. Se hizo sobreposisición de fotografías a los cráneos, por ejemplo.” Explicó Amaya Gorostiza.
Después, se realizaron estudios de DNA nuclear con cinco marcadores, con lo que se supo que había dos progenitores, tres jóvenes que eran hijas de esos dos adultos y cuatro personas más, que no pertenecían a la familia.
Para comprobar que, en realidad, estos eran los miembros de la familia real se extrajo DNA mitocondrial de los restos óseos y se buscaron descendientes de la línea materna tanto del Tzar como de la Tzarina. Como Alexandra era descendiente directa de la Reina Victoria se recurrió al principe Philip de Inglaterra cuyo DNA mitocondrial fue idéntico al de cuatro esqueletos, el de Alexandra y tres de sus hijas.
La información del Tzar Nicholas II se comparó con el de la duquesa de Fife y princesa Xenia Cheremeteff Sfiri, que provenía de la misma línea materna que Nicholas. Al comparar las muestras de DNA se encontró una diferencia en el nucleótido de la posición 16169, pues la princesa tenía una Citosina (C) y los restos que se atribuían al Tzar una Timina (T).
Alexei y el controversial paradero de Anastasia
La gran interrogante era ¿Dónde estaban los restos de los dos miembros de la familia real que faltaban? Se tenía la certeza de que Alexei no estaba en aquella fosa y una de sus hermanas tampoco. La identidad de la princesa perdida generó desacuerdos entre los forenses estadounidenses y los rusos, los primeros creían que los restos de Maria estaban en la fosa y quien faltaba era Anastasia, mientras que los segundos estaban convencidos de que era Maria la que estaba extraviada.
Durante años, aparecieron mujeres que decían haber escapado durante la ejecución de los Romanov y, como Anna Anderson, clamaban ser la Gran duquesa Anastasia. Incluso Walt Disney produjo una película de dibujos animados sobre esta historia.
El verano de 2007 reveló el hallazgo que puso fin a las especulaciones, cuando un grupo de aficionados descubrió algunos fragmentos de hueso a 70 metros de donde había estado ubicada la primera fosa. La excavación arqueológica oficial, dirigida por el Dr. Sergei Pogorelov dejo al descubierto 44 fragmentos de hueso y dientes. Como había huesos duplicados se infirió que al menos dos personas estaban sepultadas en ese lugar.
El análisis de los huesos de la cadera permitió inferir la presencia en el entierro de una mujer de entre 15 y 19 años, y de un hombre de entre 12 y 15 años. Como los restos eran limitados y estaban fragmentados no se pudo determinar el tipo racial o ancestral ni la estatura en vida. Pero se encontraron tres amalgamas de plata, lo que sugería un status aristocrático. Además, el análisis del contexto indicaba que los huesos habían sido depositados allí, al menos 60 años atrás.
Para confirmar la sospecha de que nadie de la familia real había sobrevivido al 17 de junio de 1918, el gobierno ruso invitó al Laboratorio de Identificación de DNA de las fuerzas armadas de Estados Unidos y al Instituto de Medicina Legal de Austria, para analizar los restos óseos que se acababan de recuperar. Se realizaron pruebas de DNA mitocondrial y autosomal.
Para los restos masculinos se realizaron pruebas del cromosoma Y, que permite comparar información de línea paterna. La información de los restos óseos masculinos se compararon con la información del Tzar Nicholas II y de un descendiente de la misma línea paterna, su primo: Andrew Andreevich Romanov, con lo que se confirmó que los restos masculinos de la segunda fosa pertenecían al principe Alexei Romanov
Los restos femeninos se compararon con la información obtenida de los análisis de DNA de la primera fosa. Los resultados comprobaron que los restos pertenecían a una hija del Tzar Nicholas II y de la Tsarina Alexandra. Con lo que el misterio quedo resulto. Ahora, nadie puede venir y decir que es Anastasia, pues aunque aun no se aclara qué restos pertenecen a Maria y cuáles a Anastasia, se tiene la certeza de que ambas murieron en la casa Ipatiev en 1918.
Bibliografia
– Coble MD, Loreille OM, et. al. (2009) Mystery Solved: The identification of Two Missing Romanov Children Using DNA Analysis. PLoS ONE (43): e4838.
– Pierce, B.A. (2003) Genetics. A Conceptual Approach. Freeman and Compañy, New York. 1. Introduction to Genetics, pp. 1-14.
[1] Este es el cuarto post, sobre el 5º curso Teórico-práctico “Extracción, análisis e interpretación de datos moleculares” impartido por el Laboratorio de genética molecular de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), durante la semana del 3 al 7 de agosto de 2009
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